March 15, 2009

Antes de empezar el ciclo


Tengo una semana sin saber donde está mi anillo de matrimonio, demasiado tiempo. He recorrido una y mil veces la casa buscándolo y sin buscarlo y no doy con él. Dónde podría estar? Y a medida que el tiempo pasa empiezo a perder la esperanza de encontrarlo. Me da miedo que haya sido tirado a la basura, traspapelado. Mi esposo me tiene paciencia y opta por esperar a que aparezca. Si lo encuentro, tengo en serio que empezar a poner más cuidado en dónde lo dejo porque no puedo estar en esto toda mi vida.

La licencia también la perdí y no tengo idea de cómo. Lamentablemente lo descubrí (por supuesto) cuando la necesité. Me chocaron; llamé al 911 y cuando la estaba buscando para tener todo listo cuando llegara la policía ví que no podía encontrarla en ningún lugar de mi monedero, ni en mi cartera, ni en mi carro. La multa sólo por no cargarla conmigo fue de $100 y resulta que la policía concluyó que el choque había sido mi culpa porque yo estaba retrocediendo y me había atravesado en la vía. Pregunto: quién retrocediendo no se atraviesa en la vía? Quiero decir. Para salir de nuestro puesto de estacionamiento tenemos que atravesarnos en la vía para después tomarla. Absurdo! Y resulta que me chocaron a mí porque yo hasta frené cuando ví el otro carro que se acercaba, pero la conductora no me vio. Estaba distraída hablando por teléfono. Total: 2 multas. Insólito. La impotencia comenzó a cobrar su efecto cuando humedecía mi pulgar en la almohadilla para dejarlo estampado en los papeles de la policía así que me apuré para terminar todo rápido, meterme en mi carro y llorar a mis anchas. Me dí cuenta que ya no lloro casi, sólo con las películas, y es porque soy inmensamente feliz. Aparte de las películas, lloro una o dos veces al mes y eso es cuando me rondan los días anteriores a la menstruación, o en el primer día. A veces, mi forma de saber que “me vino” es cuando lloro por cosas increíblemente absurdas y pienso: “ya, me vino la regla.”

Hablando de regla, al día siguiente del mini-accidente, vuelvo a clases y me toca revisar el ensayo de un compañerito de clase. Qué cosa más triste y deprimente! Y yo, por estar en mis días, sentía que él pedía a gritos - entre líneas - una ayuda, tanto así que le pedí que habláramos al salir de clase porque pensé: porqué él se centra en escribir sobre lo que no tiene? Cómo podía ser tan tonto y envidiar la vida glamorosa de los demás? Porqué quería una cámara fotográfica sólo para irse de viaje y poder tener prueba de los lugares que quería visitar? Porqué quería tener amigos y/o contactos para que lo hagan escalar posiciones en la vida? Si de las cosas más bellas que tiene la amistad es el desinterés. El “quiero estar contigo porque contigo soy yo, tonto, cómico, profundo, lo que sea pero yo.” A medida que leía el ensayo más me daba cuenta de lo equivocado que estaba ese muchacho en la vida, y quise darle una luz. Quizás por alguna razón me tocó a mí leer su ensayo, quizás porque soy capaz de abordarlo y no dejarlo pasar. Quizás él necesitaba unas palabras como las mías, pero no mi llanto. Si, volví a llorar. En mi momento de mayor inspiración inglesa, cuando le hablaba de todo lo que tenemos que no puede ser comprado con dinero, de la cobija que tiene para arroparse, de ser hijo de su madre, de tener manos y pies… llegué a emocionarme de tal forma que no pude controlarlo. Quizás lo confundí aún más con mi llanto, no sé, pero me dijo que iba a tratar de enfocarlo ahora desde otro punto de vista. Vamos a ver qué pasa, porque realmente lo más importante no es el ensayo sino la actitud con que él asuma su vida de ahora en adelante.

Espero haberme expresado de la mejor manera. No fue fácil. Por supuesto me sentí mejor después, porque pude expresarme. Al menos el inglés está funcionando. Ha habido tantas ocasiones en las que me he quedado callada por no tener suficientes palabras en este idioma, pero ahí voy. De todos modos, sé que mis palabras no funcionarán por arte de magia. Él necesita encontrarse y saber quién es. Internalizarlo, y eso sólo lo encontramos cada quien a su ritmo en la vida. Lo mío fue tan sólo un empujoncito o una sacudida, no lo sé la verdad. Al menos no me quedé con la boca sellada, al menos hice lo que pensé debía hacer. Con eso me quedo.

Nota del autor:
Hace siglos vi una película en la que la muchacha protagonista le escribía a su mamá sus reflexiones acerca del ciclo femenino y fue tan hermoso… pero más nunca he visto esa película, ni sé cómo se llamaba. Trataba de unos muchachos que después de un accidente de avión (no, no es Los Sobrevivientes de Los Andes) naufragan en una isla. Son muy jóvenes los dos, entre 12 y 15 años. El tiene un ligero retraso mental que lo hace adorable porque es inocente… y viven allí un tiempo, no sé cuanto, y por supuesto nace el amor, y con él el deseo y todo eso que nos ata al sexo opuesto (digo, en mi caso). Cuento todo esto por si acaso alguien que lea este escrito la ha visto y se sabe su nombre, a ver si me pasa dato porque me encantaría verla otra vez. Quizás hasta podría copiar aquí la reflexión menstrual.

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1 comment:

pochogarcés said...

Que interesante negra!!!
Un beso vale!