August 11, 2013

Fuí una Cacique



Según Wikipedia, la palabra cacique significa “el individuo que representa la autoridad en una comunidad indígena.” Con el tiempo, el término ha tomado un sentido más despótico que gerencial. Por eso, ser un cacique en estos tiempos no es positivo. Es ser un opresor, aprovechándose de la debilidad del oprimido. Actualmente se ha popularizado la palabra “bully” para expresar lo mismo, incluso en el idioma español.


Con pena (vergüenza) y honestidad debo decir que fui una cacique en algún momento de mi adolescencia. Me antojé de un ser hermoso y auténtico llamado Alberto. Un muchacho sensible, demasiado sensible para mi gusto. Por eso se convirtió en mi víctima. No sé qué detonó esa vil parte en mí; lo cierto es que lo recuerdo con nitidez, como casi todos mis recuerdos.

Yo tenía 14 años y él seguro tenía 15 o 16. Era más alto y más fuerte que yo, pero nunca quiso rebelarse. Mis maldades eran, por ejemplo, decirle: “Alberto, te pago dos bolívares si te tomas este frasquito de compota. El frasquito tenía agua estancada que habríamos recogido de cualquier lago de mala muerte para ver los microbios en el microscopio de nuestra clase de Biología. Por supuesto, la petición se la hacía después de clase… y Alberto sin chistar se lo tomaba. La situación no era que él necesitaba el dinero; más bien era que había decidido ser sumiso ante mí, no sé porqué razón. Nunca me pegó, ni siquiera me gritó. Quizás en su casa le habían enseñado que “a una mujer no se le toca ni con el pétalo de una rosa.” Yo me merecía unos puños bien dados, la verdad, pero esa no era la lección que él tenía para mí.

Yo lo veía débil, un blanco fácil y por eso seguía “tirándole dardos.” Me sentía de alguna forma… poderosa. Qué equivocada estaba! No somos poderosos cuando vencemos a los débiles, en lo más mínimo. Poderosos somos cuando los defendemos, cuando nos enfrentamos y vencemos a quien hace una injusticia. Mi adolescencia estaba rigiendo mi cerebro y yo, literalmente adolescía de un sano juicio. Recuerdo que un día en clase de dibujo técnico me encontraba yo sacándole punta a mi lápiz con un sacapunta de esos regulares metálicos, sin depósito para la viruta. En voz alta pregunté como para mí misma “Dónde está la basura?” me paré de mi mesa y cuando encontré a Alberto me respondí “Aquí está” y tiré la viruta sobre él. Él, prácticamente ni se inmutaba. Imagino que respiraba profundo y se contenía las ganas de entrarme a puños. Ciertamente no lo sé.

Yo pensaba que iba a fastidiarle la vida hasta que él mismo me dijera “basta.” Yo quería que él se rebelara, pero no. En una clase de Guiatura él habló y lloró por mi actitud. Mi corazón, ese que hoy es tan bueno gracias a Dios, ni pizca que se ablandaba. Sorpresivamente para mí, llegó el día en que me cansé de caciquearlo. Fue el día en que lo encontré llorando por la muerte de uno de sus mejores amigos. Ahí sí es verdad que me destrozó el alma y le pedí perdón por haberle hecho tanto daño. Él aceptó mis disculpas rapidito porque tiene un alma noble y bella en la que no caben rencores.

Poco después lo vi actuar imagino que en una de sus primeras obras de teatro. Actuaba de radio de aquellos tiempos, esos que hacían un ruido particular cuando uno cambiaba de estación a estación. Tremenda actuación! Era en serio un radio personificado que empezaba a dar noticias o a cantar una canción sin dejar de lado el sonido “uuiiiiuuuu” entre cada estación. Todos nos quedamos locos y fascinados con su papel. Lógicamente, se volvió actor profesional y ha hecho papeles bien interesantes. La mayoría de sus actuaciones teatrales me las he perdido pero igual sé que es muy bueno. Que tiene talento en serio.

Los años han pasado y volvimos a vernos algunas veces. Hoy mantenemos contacto vía FB. El otro día hace ya meses cuando chateamos y nos estábamos despidiendo me escribió: “Te quiero burda.” Yo le creo; él es puro amor y paz, de esas almas que nada las oscurece o enturbia. Yo también lo quiero, lo quiero además con agradecimiento por ser tan generoso. Después de todos estos años, Alberto es una inspiración para mí. Una persona capaz de dar y dar sin límites. Alguien a quien le hice daño y me pagó con perdón y amistad. Qué suerte he tenido en la vida!

August 9, 2013

A sus 85 años y un día


                                       
Siempre he querido escribirle a dos grandes de mis ídolos: Rubén Blades y Shakira. Nunca lo he hecho. Creo que el ritmo de la vida nos quita mucho de lo que queremos hacer o quizás nosotros sencillamente dejamos que él nos gane la batalla. No puede ser y no debe ser. Hoy le escribo a usted, otro de mis ídolos, un ídolo que ha vivido y envejecido y que lamentablemente hoy sufre de demencia vascular.

Mi única historia cercana con usted fue cuando yo era Coordinadora de Atención al Huesped VIP en el Hilton de Barquisimeto. Entre mis funciones estaba la de redactar las cartas de bienvenida para ustedes, las cuales eran firmadas luego de ser aprobadas por el Gerente General, el Sr. Concari. Debo darle crédito a él, quien me enseñó mucho de cómo escribir sólo lo necesario. A mí que me encanta escribir y escribir, allí aprendí a ser directa, a ir al grano. Aún así, usted no se comió el cuento y cuando se estaba yendo del hotel le preguntó a Yalexie, una gran amiga y compañera de trabajo, quién era la persona encargada de escribir las cartas de bienvenida. Ella dijo la verdad y usted me mandó a buscar sólo para darme unas sinceras gracias por mis bellas palabras. Más sabe diablo por viejo que por diablo.

Hoy leí un artículo precioso llamado “PERFIL: La cronista de Tío Simón.” Lo compartí en FB e identifiqué allí a un gentío, a todos aquellos amigos que pienso podrían sentirlo en su total plenitud. Luego, empecé una tertulia pública con Mechita, una de mis amigas facebookianas. Una tertulia que me hizo rapidito ir por una cerveza en mi nevera porque eran muchas las cosas que sentía y porque, porqué no decirlo! Quería brindar por usted. Aquí, tomándome la segunda, me animo a escribirle, Simón, aún cuando no sé si alguno de sus hijos le lea esta carta, y si así sucediera, tampoco sé cuál es realmente su estado para saber si podría recibir mi amor a través de estas líneas.

El artículo decía que la canción que más lo define es “Todo ese campo es mío.” La busqué en Youtube y de repente me entraron unas ganas de visitarlo, de abrazarlo, de estar cerca de usted. Se me salieron las lágrimas. Aún cuando soy media pedida para llorar, creo que a cualquiera le tiemblan las piernas si se pone realmente a oír esa canción y pensar en usted. A mí siempre me ha gustado “Mercedes” y creo que es porque a mi hijo Simón (qué le parece que se llama como usted? Lindas casualidades de la vida!) siempre le encantó desde que era chiquitico. Por supuesto, como soy una principiante de por vida tocando el cuatro, una de las canciones que toco y canto con mucho orgullo es “La Vaca Mariposa” pero realmente la que más me gusta de todas es “Mi querencia.”

Hoy lo siento a usted más que nunca, porque resulta que dejé Venezuela hace casi 8 años y cómo la extraño! Aún cuando estoy consciente de lo mal que estamos y quizás por eso la extraño más, por eso sigo pegada a sus noticias, a las injusticias que la aquejan. Esto de ser inmigrante no es nada fácil! Uno vive con el alma en su tierra. En nuestra tertulia, Mechita extrajo un pedacito del escrito de hoy de mi amado Laureano: “Simón cumple 85 años en medio del afecto de su pueblo, más allá de todas las divisiones que la intolerancia impone. Es uno de esos raros consensos que los venezolanos tenemos en estos tiempos. Para decirlo llaneramente, Simón es como el mastranto que perfuma nuestra historia, es de las cosas bonitas que nos han pasado en el devenir del tiempo y cuya sola existencia nos hace mejores.” Qué cosa más cierta! Y es que necesitamos tantos hombres como usted, de esos a los que no se les puede sacar un trapo sucio, de esos que son ejemplo de principio a fin. Por eso, además de la nostalgia, estoy aquí a punto de empezar la tercera, porque la cerveza me sabe a Venezuela, más aún si tiene colita. También porque usted es Venezuela pura, esa que no podemos olvidar y esa que todos deseamos que vuelva.

Hay otros personajes conocidos que también adoro y que están exiliados como yo; entre esos está una pareja preciosa formada por mi negro Frank e Indira Páez. Me los encontré hace unos años en el aeropuerto de Miami esperando abordar un vuelo a Venezuela. Yo siempre he adorado a Frank, desde antes de mis 13 pero a esa edad me estrené como conciertera empedernida en uno de sus conciertos en el Anfiteatro Oscar Martínez. De Indira me enamoré desde el primer escrito. Esa mujer es intensa hasta la pared de enfrente. Por eso me animé a declararles mi amor ese día en el aeropuerto. Les dije todo lo que significaban para mí y ella me regaló un abrazo divino.

Tengo a todos revueltos en el alma hoy; las lecciones del Sr. Concari no hicieron mucho efecto; no hoy. Es la cerveza con hielo porque no tenía más en la nevera, es el exilio, es usted y sus 85. Dios lo cuide, Simón. Gracias por estos 85 años de amor a Venezuela!


May 5, 2013

Una Cuestión de Deudas




Acabo de leer un escrito llamado “Henrique by myself” de la periodista Maruja Dagnino. De esos escritos que me hacen dejar de leerlos por momentos para desbordar mi llanto y luego sonarme la nariz. Desgarrador desde mi punto de vista. Y desgarrador no por triste, sino porque cuando uno lo lee se da cuenta que fue gestándose con la experiencia de la vida, una de esas cartas que dejan a uno livianito después de escribirlas, una carta que la periodista se debía a sí misma.

Me confieso seguidora ferviente de María Corina Machado. Desde la primera vez que oí hablar a esa mujer quedé cautivada por su valentía, por su facilidad de expresión. Creo que he visto casi todas sus alocuciones públicas. Cada una de ellas me ha llevado a respetarla y admirarla más, a creer en ella; tanto así que voté por ella en las primarias, aún cuando sabía que no ganaría, pero yo se lo debía.

Ganó el flaco - y como toda opositora que se respete – aún cuando él no fuera mi candidato inicial, seguí su camino. Para mí no fue fácil “enamorarme” de Henrique Capriles, sobretodo porque me conquista la gente con poder de verbo y claramente ésta era una de sus carencias. Aún así, le dí mi voto de confianza porque su labor como Gobernador del Estado Miranda es un ejemplo a seguir, por su trabajo arduo de visitar cada pueblo de Venezuela durante su precandidatura, por el mensaje de su discurso, que aún falto de forma era sólido en su fondo. El 7 de Octubre me sentí desilusionada cuando lo ví reconocer su derrota tan rápido, sobretodo porque soy de la gente que piensa que no sólo en Octubre nos hicieron trampa. Para mí, la trampa del chavismo es un cuento que pica y se extiende. Con los días entendí su posición y la acepté. Ahora bien, este 14A, a la hora de Henrique hablarle al país después que el CNE diera los resultados me sentí más respaldada que nunca cuando los desconoció. Entendí que su actitud no hubiera sido tan impactante en mí si en Octubre hubiera cuestionado las elecciones como yo deseaba que lo hiciera. A este hombre el 14A se le veía la firmeza y convicción en la cara y en sus palabras. En sus manos tenía la paca de las 3200 irregularidades sucedidas durante todo el día, reportadas y registradas minuciosamente por un eficaz equipo. Entendí que era un hombre aún más serio de lo que yo me había imaginado. Nos estaba dando una lección de cómo es que se pelea! Que no sólo es con la pasión sino también con la razón, factor mucho más importante. Nos prometió que iba a pelear su posición hasta el final porque tenía las pruebas en la mano. Esa noche él se ganó una enamorada más, y digo enamorada porque eso es lo que ese hombre ha hecho con todos los venezolanos que lo siguen. Estoy enamorada del ser, ese ser tan hermoso que demuestra ser, ese ser que enamora a hombres y a mujeres de todas las edades, incluso a niños. Como nunca en mi vida he confiado en ningún polítco, hoy confío en este maravilloso líder que se ha forjado con el trabajo arduo y por amor a Venezuela. Por eso, entendí perfectamente cuando Maruja Dagnino dice en su escrito que se “enamoró” de él; ése es el sentimiento de todos los venezolanos que siguen al flaco, aunque aún no lo hayan entendido, el sentimiento digo. Henrique, como bien reseña la periodista, nos está demostrando que tiene un espíritu inquebrantable. Su discurso ha mejorado notablemente debido al ejercicio diario de expresarse, de querer comunicar, de hacernos partícipe de su proyecto. Hoy por hoy creo profundamente en sus palabras (y mucho más en sus actos) y entiendo cuando dice que su objetivo no es llegar a la presidencia; su objetivo trasciende esa meta a corto plazo, su objetivo es trabajar por y para Venezuela, es sacar a Venezuela adelante. En él tengo mi fé puesta y por él temo. Si. Cuando uno quiere a alguien teme por su vida. No quiero ni imaginármelo pero mi mente me plantea posibilidades que desecho en fracciones de segundo. Se lo encomiendo a la virgen y a todos los santos para que lo acompañen y libren de todo mal y peligro. Si algo le pasara, la lucha seguiría porque no nos podemos rendir. Se lo deberíamos a Venezuela y a él que nos ha llenado de esperanza. Lo cierto es que yo quiero que mi Presidente sea él. Que Dios lo proteja!

Publico por escrito mi respaldo a ese ser llamado Henrique Capriles Radonski, hoy 5 de mayo de 2013, por si acaso a alguien le quedaba duda.

A continuación, el link del artículo que motivó mi escrito. Absolutamente sin desperdicios.

April 2, 2013

La Mano de Mi Hermanita




Estuve en Venezuela tratando de renovarme. Iba a escaparme 2 semanas y - por motivos ajenos a mi voluntad - terminaron siendo 5. Necesitaba sentirme querida, ser mimada por los míos hasta el cansancio, para así volver con las pilas puestas al ruedo otra vez.

Vivir fuera de mi país no ha sido fácil; a pesar de la vida feliz que tengo, fueron muchas las renuncias. La parte buena es que las relaciones con mi familia, de alguna manera, son mejores. Por ejemplo, siento que mi hermanita me quiere más, que siempre se alegra cuando oye mi voz al teléfono… Ella siempre ha tenido un efecto mágico en mí y en casi todo el mundo. Su encanto se debe a su aura especial, a su sonrisa franca, a sus ojos llenos de amor y a un sin fin de cosas que no todos conocen pero que sencillamente forman parte de la mezcla divina que la forma. Así embruja hasta al más pintado. Ella es una mujer de actos, más que de palabras. Nada la estresa, pocas cosas la preocupan y cuando sucede, igual se arma de un valor sereno que la apodera del control. Eso sí, manda más que un dinamo! Y así, con sus bellos ojos enmarcados por unas pestañas afianzadas con rimmel, domina todo y a todos. Desde cuándo? Creo que desde que se embarazó por vez primera. Sin saberlo, la madre que había en ella se apoderó de su cuerpo para nunca más dejarlo. Sí. Ella es madre por encima de todo; madre de sus hijos y de todos los niños del mundo. Y lo digo en serio! No puede ver un bebé porque se lo encasqueta en la cadera, le da de comer, le cambia los pañales… Creo que si pudiera, adoptaría a todos los huerfanitos del mundo!

La recuerdo casi de bebé recién despertada con sus rulos despeinados cayéndole en la cara. La recuerdo de niña montándose en el autobús del colegio con su sandwich del desayuno a medio terminar, ofreciéndoselo a quien quisiera darle un mordisco (al sandwich, no a ella). La recuerdo vestida de rojo (no rojo rojito) representando a la “E” en un acto bailable de las vocales en el colegio. La recuerdo bailando y cantando, nuestro pasatiempo favorito de niñas, costumbre que aún compartimos y disfrutamos. La recuerdo celebrando que se había graduado de bachiller. La recuerdo hinchada de llorar cada vez que se pega a ver una película de amor y dolor en la televisión.

Recuerdo también el día cuando estábamos en Margarita y ella estaba recogiendo puras conchitas de mar para hacerle un collar a mi hermana mayor. Yo muerta de celos le tiré las conchas en la arena con el cuento de que ya nos íbamos y ella no salía rápido de la playa. La recuerdo haciendo arroz con pepitonas por varios años cada 14 de Enero, jugando dominó, atendiendo a la gente en su casa. Ella es una anfitriona por excelencia, por eso su casa se ha convertido en la casa del pueblo. Todos quieren ir y van.

La recuerdo recientemente en mi último viaje a Venezuela, quedándose conmigo en la clínica, cuidándome, acompañándome al Doctor y alojándome en su casa. Quizás el recuerdo más importante que tengo con ella es cuando dí a luz. Me paré tempranito al baño sabiendo que ella se estaría parando en su casa para ir a trabajar, y de repente de regreso a la cama rompí fuente como si fuera una catarata. Lo primero que hice fue llamarla para hacérselo saber. Ella no trabajó ese día. Estuvo conmigo en todo el proceso de parto y al final, cuando el padre de mi hijo arrugó para entrar al parto, ella estuvo ahí, al pie del cañón conmigo. La cama del quirófano tenía unas asas de metal para las parturientas agarrarse. El Doctor me decía que podía agarrarlas si lo quería, pero yo ni tonta que fuera iba a elegir un asa fría de acero inoxidable, porque gracias a Dios ahí estaba para mí, fuerte y cálida, la mano de mi hermanita.